¿Con Cuba no te metas?
El problema radica en identificar quién se mete con la isla. Es una mala amiga, se mete en tu casa, se acuesta con tu marido, te roba en tu propia casa y si te pide prestado no te paga. El título, que bien podría haber articulado con absoluta justicia el clown olvidado de Virulo es ¿Con quién se ha metido Cuba? Te habrían respondido de inmediato Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Granada, Bolivia, Panamá, Honduras, Chile, Uruguay, Argentina, Colombia, El Congo, Argelia, Angola, Etiopía, Somalia y una larga lista de países a los que Cuba ha robado recursos, vendido armas para socavar los gobiernos constitucionales, participado en narcotráfico, entrenado guerrillas e incluso invadido. Virulo habría dado el golpe de su vida con sólo quitar la preposición inicial “con” y añadido una simple y sencilla “coma”, para que quedara como una breve pero justa advertencia, a sesenta años de violaciones internacionales: Cuba, no te metas.
Pero tampoco es necesario. A Cuba nadie la cree, el bloqueo es una farsa, es un embargo comercial en respuesta a uno de sus desmanes, a pesar de que todos los que cantan en el vídeo hablan de bloqueo, mientras ingieren pollos estadounidenses en la cena. Cuba no tiene crédito, es mala paga y les debe a las cien mil vírgenes, hasta los rusos están bravos con Cuba.
Una conga santiaguera por el Prado habanero, que sólo deja vislumbrar los genes coloniales cuando por estas fechas próxima del Día de Reyes, se les daba un día de asueto a los negros esclavos para que bailaran y se emborracharan durante veinticuatro horas. La conga santiaguera no pega en La Habana, tan cansada de santiagueros vestidos de azul reprimiendo por toda la ciudad con un distintivo de Policía Nacional Revolucionaria. Esa es la conga que Virulo tenía que solicitar para su funesto acto creativo, una conga de policías con tonfas en ristre, bajando por el Prado en dirección a malecón. Esa sí es la Cuba real, repleta de policías que cobran más que los médicos, los galenos que fascinan a la deleznable y prodictatorial Pausini.
La pretendida conga carece de una armonía de conjunto, aunque sea el próximo trabajo que tendrá que enseñar el nostálgico Carlos Lazo en USA, porque de seguro ya no le gusta Isla Bella de Orishas, después que éstos lanzaran al éter su Ojalá Pase. ¿Verdad, Carlitos, que de pronto te dejó de gustar Orishas? La conga es disarmónica, una avalancha de imágenes mostrando una secuencia de cantantes oficialistas, pretendidos patriotas de tripa y curiel. Mambises del hambre, fracasados serviles que buscan notoriedad en el inmenso páramo de una miseria de seis décadas.
Cuba, no te metas.
Por: Ramón Muñoz Yanes
