Cuando se habla de oposición a Putin enseguida viene la figura del abogado Alekséi Anatólievich Navalni (o Alexéi Navalny) este ruso, es un abogado y político , considerado el principal opositor de Vladímir Putin tras el asesinato de Borís Nemtsov en 2015 su figura salió a la luz con fuerza, en las elecciones a la alcaldía de Moscú en 2013 logró el 27,24 % votos. En 2011, fundó la ONG Fundación Anticorrupción cuyo objetivo es la investigación de la corrupción de funcionarios, autoridades y empresas rusas controladas por el Estado.

En mi estancia en Rusia conocí al abogado, en circunstancias excepcionales pues estaba refugiado en el Comité de Asistencia Cívica de Moscú porque había una orden de captura.
En aquel momento intercambie un saludo, sin embargo me llamó la atención que todos venían a saludarle.
Navaliny cuenta con mucha reputación y sobre todo en la juventud por ir en contra de la agresión que representa Vladimir Putin contra las parejas del mismo sexo y la represión a la Iglesias Cristianas (no ortodoxas)y Testigos de Jehová.
El 20 de agosto de 2020, fue hospitalizado inconsciente en estado grave, ingresado en cuidados intensivos en el hospital de Omsk en Siberia. Según su portavoz denunció que «ha sido envenenado, intoxicado».
El viernes 21 de agosto, un avión medicalizado salió de Alemania hacia Omsk para trasladar a Navalni a Berlín. Tras la negativa inicial de los médicos del hospital a que fuera trasladado, ese mismo día se estableció que el paciente estaba estable y se autorizó su traslado. El avión llegó al aeropuerto de Berlín el sábado 22 de agosto a las 9 de la mañana.
El lunes 24 de agosto, el Hospital Charité de Berlín confirmó en un comunicado que «la evidencia clínica sugiere una intoxicación por una sustancia que pertenece al grupo de los inhibidores de la colinesterasa» y que su condición era «grave pero no potencialmente mortal». El 27 de agosto, la fiscalía rusa solicitó a Alemania los datos sobre la situación de salud de Navalni afirmando no ver «ninguna prueba de actos criminales». El 2 de septiembre, el gobierno federal de Alemania confirmó que las pruebas de toxicología llevadas a cabo por un laboratorio especializado del Ejército alemán eran «inequívocas» del envenenamiento con el agente nervioso Novichok. El 7 de septiembre el hospital Charité informó que había salido del coma inducido y que responde a estímulos verbales. El 23 de septiembre recibió el alta del hospital con optimismo en torno a su total recuperación. Su portavoz señaló que permanecería todavía en Alemania porque el tratamiento todavía no ha terminado.
El año que conocí a Navalny había acabado de sufrir una agresión fue en el 2017, cuando salía de su oficina le rociaron desinfectante en los ojos.
En verano de 2019, en una de sus últimas detenciones Navalni acusó al poder de haberlo envenenado tras la aparición inexplicable hinchazón de los párpados y múltiples abscesos en el cuello, espalda, torso y codos.
Aunque el poder de Putin es inmenso, e indestructible, la realidad es que Navalni es un opositor con agallas que siempre ha sido un fuerte contrincante.