A veces nos ponemos a ver cada cosa que nos ha pasado en la vida y decidimos:”he sobrevivido tantas cosas, que no tengo miedo morir”.
Yo soy de esas personas no se si será bueno o malo, es más no se si será un espíritu de derrotista. Al final creo que figuras como Celia Cruz o los miles de exiliados que han muerto sin regresar a Cuba son una razón, para no dejarse vencer.
Y comento esto porque hoy en una entrevista que me hacer un periodista de Telemundo, el me decía al final de nuestra conversación: ¿volverás a Cuba?
Respondí: me gustaría ayudar en la reconstrucción de mi país si fuera libre del comunismo, pero el regreso a Cuba, no está en mi agenda.
Mi abuela siempre me decía, “en el Machadato yo pase hambre”, con Batista esto fue una guerra”y así sus frases.
Antes de morir me dijo: ” tu sabes que yo en la clandestinidad por las ideas de Fidel casi muero, hoy si tuviera fuerzas pelearía por derrocarle”, era pleno 1994.
Es muy común que en las escuelas y algún que otro comunista te diga:”la Revolución te lo dar todo”. Yo no sé tú pero a mi la Revolución me quitó la parte más hermosa del ser humano la niñez y adolescencia.
En 1994 mi madre era inspector de Comunales, su salario era de 148 pesos, mi padre un simple obrero ganaba 210 pesos cubanos, el dólar estaba a 152 es decir en un mes de trabajo ellos entre los dos ganaban dos dólares y unos centavos.
Muchas veces fui a la escuela sin desayunar, y muchas veces ni almorzaba, ni comía, con 8 años yo iba con mi padre a ayudarle hacer hornos de carbón.
En diciembre de 1994 yo cumplía años de edad, 6 días, escuchen bien 6 días sin probar alimentos solo el pan incomible de la cuota y un poco de agua de azúcar, ese año murió mi abuela, ese año se ahorcar un tío que era militar porque le cogieron con unas libras de carne de res “prohibida”que daba a su madre enferma de cáncer, unos dos días antes del juicio y sabiendo que por lo menos diez años no se lo quitaba nadie, se suicida, su madre al mes falleció.
En esa época murieron once personas de mi barrio en un intento de salida ilegal en balsas, aún nadie sabe donde fueron a para sus cuerpos, ni que ocurrió, pero ahí quedó la familia con dolor que no se borra.
En esa época vi con mis propios ojos niñas de 15 a 16 años de mi pueblo irse a “jinetear”(Prostituirse, para los que no entiendan).
Yo vi a la gente de mi barrio darse machete en una cola para comprar mandados en la tienda normada.
Sufrí como frente a mi casa que estaba el hospital morían las personas por no haber una ambulancia para trasladarlos al hospital cabecera.
Sufrí como muchos cubanos apagones de hasta 72 horas seguidas, recibí tantas picadas de mosquitos que cada vez que me acuerdo solo puedo decir:¡abajo el comunismo!, yo era solo un niño¡carajo!
Yo no tuve regalos de cumpleaños mis padres trataban de hacer una comidita, pero hubo muchos 26 de diciembre de los años 90 que los pase con un pan y agua de azúcar.
Yo moría de pena ir a la primaria con zapatos de zuela de tractor y alguna tela vieja que mi propia madre fabricaba en su máquina Singer.
Yo recuerdo que con 10 años iba a “robar viandas a una cooperativa”, y no crean me enorgullezco, pero cuando el hambre aprieta no hay pan duro, esto ocurrió hasta la noche que mataron a Ramón de un disparo por robar unos tres cangres de yuca.
Yo estudié, y no fue gracias a la Revolución, porque con todo lo que robó del salario a mis padres y la necesidad que pasamos, no valía la pena nada.
Yo podía haber sido un científico mis notas a pesar de dejar de ir a la escuela por ir hacer una cola en muchas ocasiones siempre fueron de excelente, pero no pude porque en el 1996 terminada la secundaria decidí coger un técnico medio en agronomía pues la escuela estaba al doblar de la casa y mis padres no podían asumir una beca.
Terminé mis estudios de Agrónomo y vi una vía rápida de ganar dinero siendo profesor emergente.
En unos meses ya estaba frente a un aula y comencé ganando 208 pesos, durante 7 años, nunca pude comprar nada con ese salario todo se iba en comprar algo para comer.
Y saben algo nunca me quejar, porque si algo nos enseña el sistema es a decir estoy bien, “ahora si estamos construyendo el socialismo”
Treinta años de mi vida en Cuba y no puedo recordar ni una sola cosa buena a no ser mi familia.
Mi padre, mis abuelos todos se fueron solo quedamos mi hermana, mi madre y yo, los tres hoy fuera de Cuba. Increíble que nos fuéramos de la patria de Fidel, donde todo es maravilloso.
Yo no puedo creer en el socialismo cuando mi abuela murió en extrema pobreza y la Revolución le abandonó en sus últimos días.
Yo no puedo creer en la Patria comunista cuando en América Latina un salario base ronda los 350 dólares y en Cuba con subidas de salarios, la cifra no se acerca.
Yo no puedo creer en el socialismo cuando 35 mil cubanos perdieron la vida en el mar y hoy siguen muriendo brincando fronteras huyendo del sistema, y lo más interesante que la Revolución que no deja desamparado le importa un bledo.
Yo no puedo creer en el socialismo cuando la miseria de un pueblo se la adjudicar a un enemigo externo, cuando el único responsable de que un país funcione es el gobierno.
Yo no puedo creer en el socialismo de Fidel cuando ellos, los que dirigen tiene a todas las familia en el exterior estudiando y trabajando en el “capitalismo cruel”.
No puedo creer, lo siento no puedo creer en tanta falsedad.
