No hay peor cosa en la vida que ser un fanático, y he podido comprobar como varios de esos que dicen luchar contra el Nuevo Orden Mundial, contra la censura, contra el pensamiento único y contra la falta de libertades, se comportan exactamente igual que estos globalistas totalitarios cuando tus opiniones difieren ligeramente de las suyas.
Mi vida no depende ni de Trump, ni de Abascal, ni de Pedro Sánchez, ni de Bolsonaro, ni de Pablo Iglesias ni de nadie, y mucho menos un puñado de fanáticos pertenecientes a una secta enfermiza, soy de derecha, pero a mi estilo, a mi firma de creer que es cien por ciento anticomunista.
Yo ya hablaba con círculos de personas hace ya muchos, muchos años, sobre las falsedades del feminismo, el timo del calentamiento global (Y anteriormente del famoso timo del agujero de la capa de ozono), el Bildeberg, el nuevo orden mundial, el plan kalergi y las elites dominantes, mucho antes de que aparecieran gente como Trump, o partidos como Vox, Podemos y compañía. Yo soy anticomunista porque vivi en carne propia el comunismo, lo saborear de la forma más oscura posible.
Me rio yo en la cara de esos cuatro fanáticos que dicen que he tirado la toalla o que me he rendido o que tengo que investigar, cuando estos han “despertado” (como dicen ellos) a causa de este este circo del covid… porque si no, seguirían más “dormidos” (como dicen ellos) que un galápago en invierno. Han abierto los ojos hace cuatro días y ahora van repartiendo carnet de buenos patriotas y de “despiertos” aquí en España.
Solo faltaba que yo tuviera que ser un fanático de Trump y lamerle el pompis como si fuera la reencarnación de Khrisna, Zaratustra, Mithra, Heracles, Adonis, Tammuz o cualquier otro.
Yo no le rindo pleitesía a ningún líder político ni a ningún partido. Todos, absolutamente todos, tienen sus intereses y sus agendas; cuando no son sionistas, son masones, jesuitas o pertenecen a cualquier otra sociedad, secta o religión. Nunca hacen nada por el pueblo.
Todo es una mafia de líderes políticos, familias millonarias, empresas multinacionales, bancos y fondos de inversión que luchan por los poderes económicos y territoriales de este planeta. Esto ha sido así desde los albores de la humanidad.
El lo único que creo es en mí mismo. Mi FE y mi energía no se la entrego a ninguna persona ni a ninguna secta. Somos nosotros mismos los que nos tenemos que salvar. Ningún mesías nos va a salvar de nada (Es mi opinión). El que piense que vendrá un mesías me parece bien, yo le respeto, pero que no me venga a vender la moto, porque yo mi moto no intento vendérsela ni a él, ni a nadie.
En las sectas la pauta más repetida es; “vamos a liberarte”, “vamos a salvarte”, “ten FE”, “confía en nosotros”, “confían en el plan”. Siempre es la misma historia; promesas de futuros y paraísos gloriosos que nunca llegan, acabando en engaños, estafas, guerras y traiciones.
A mí no me hace falta ningún mesías, ni ningún partido, ni ningún líder político para seguir luchando contra este globalismo criminal y totalitario.
Hoy estoy con más fuerzas, más ánimos y más coraje que nunca, pese a que a los cuatro fanáticos de turno les moleste que yo no forme parte de su secta ni de su pensamiento único, y en cambio luche como un ciudadano libre de ese pueblo al que no le hace falta nadie para reivindicar y luchar por su libertad y sus derechos naturales.
