El primer ministro italiano, Mario Draghi, recibió el apoyo del Senado con 262 votos a favor. Votaron en contra 40 senadores, en su mayoría de la formación ultraderechista Hermanos de Italia, pero también varios miembros del Movimiento 5 Estrellas (m5s), y hubo 2 abstenciones.
El discurso de Draghi, que ha conseguido formar un Gobierno con el apoyo de todas las fuerzas políticas del país, sin Hermanos de Italia, fue alabado unánimemente por los líderes de los partidos, que destacaron su capacidad para agrupar a partidos de diferentes ideologías por el bien del país.
Entre los que le apoyan está la formación ultraderechista Liga, de Matteo Salvini, quien en 2020 insistía en que la Unión Europea era una desilusión y que un referéndum sobre el euro sería “comprensible”; y el Movimiento 5 Estrellas (M5S) –aunque éste con grandes divisiones internas–, que en 2017 propuso una consulta popular sobre la moneda única, si bien en los últimos tiempos han dejado aparcado este debate.
Draghi ha dejado clara una cosa: apoyar a su gobierno es “compartir la irreversibilidad de la elección del euro, la perspectiva de una Unión Europea cada vez más integrada (…). Sin Italia no hay Europa. Pero fuera de Europa hay menos Italia”.
El expresidente del Banco Central Europeo y exgobernador del Banco de Italia insistió en que el país fomente las relaciones estratégicas dentro de la UE con Francia y Alemania, pero también con España, Grecia, Malta y Chipre, con los que comparte la preocupación sobre cómo gestionar en común el fenómeno migratorio.
Italia también deberá reforzar lazos con Estados Unidos, participar en la mejora de las relaciones entre “la UE y Turquía, socio y aliado de la OTAN”, y en el diálogo con Rusia y China. Una visión estratégica global para un país que tiene mucho trabajo que hacer a nivel interno.
